
No sé cómo llegue a esta olvidada carretera que interrumpe el desierto, mucho menos indago como fue que el auto se averió (mis demonios no perdonan y la autocompasión puso mis pies en este tortuoso camino), ahí estaba caminando… perdido en la nada; quizá por la misericordia de algunos labios que accidentalmente me nombran en sueños, será tal vez tú que rezas por mí (indudablemente alguien se acuerda de mi), muy probablemente sólo sea él azar. Nunca lo sabré, pero vislumbre a lo lejos mi oasis: un Motel: olvidado por la humanidad.
Cansado del viento que me laceraba la cara con sus lengüetazos cada vez más fríos pedí una habitación con gestos discretos, sin palabras. Cautelosamente desplazándome, arrastrándome contra la pared hasta que mi mano tambaleante encontró la puerta. La habitación parecía ya estar dentro de mi repertorio de deterioradas imágenes acumuladas durante estos últimos días de delirio.
Derrumbo mis pocas pertenencias en la empolvada cama, conservo en mano mi botella de licor barato y lentamente, sin ganas, en lo que podría ser una eternidad… me despoje de mis harapientas prendas hasta quedar desnudo (ya no recordaba este cuerpo llagado), aleatoriamente los tragos de este amargo licor me dan fuerzas para arrastrar mis pies a la puerta del baño.
[sabiendo que no quiero olvidar el olor que llevo impregnado en mi cuerpo]
La marea me mueve de convulsión en convulsión, un ademán instintivo –casi milagroso- encuentra el apagador: Un foco que intermitentemente desvela está penumbra, violando la intimidad de una tina salpicada por el olvido; manos torpes giran la llave, rugido del desuso, hedor a oxidado… Agua bramando, tímidamente llenando el recinto de vapor. Después de varios cerillos desperdiciados, finalmente un cigarrillo inunda y vicia la atmosfera; mis entrañas se retuercen:
(¿cómo pudiste cambiarte -nuevamente- el nombre?)
Aunque hace una semana te despediste de mí. Súbitamente, lucido llega un recuerdo… Te conocí y me prometí que sólo te quería para una noche (nunca pensé que serian dos años antes del alba). Hace 7 noches con semen jure mi penitencia y por eso: aun conservo tu –ahora un poco desgastada- intensa fragancia; ese perfume de tu más intima esencia; olor de batallas ensangrentadas, respiraciones mutiladas y mordidas ensordecedoras; aspiro al recuerdo de las cicatrices de tus besos; olfateo el néctar de tus espasmos de luna llena; inhalo la memoria de esos labios en mi boca y otros labios entreabiertos; una bocanada del elixir con el que dibuje tantas veces sobre tu espalda la pasión en los tonos más cálidos e indiscretos.
[un pie se sumerge…
No hay tristeza, ni dolor: sólo tu ausencia, licor que quema la garganta, tabaco humeante ensuciando la atmosfera, un foco intermitente, tus fluidos en mi piel…
...otro pie que se sumerge]
Compartimos tantas habitaciones de hotel, aunque estés ya muy lejos de mí… paradójicamente es hasta hoy que me despido de ti: exhalo tu esencia, tu último respiro…
resbalo en la tina…
Con el agua hasta el cuello, entre el liquido se desvanece tu amor…
en murmuro te dedico el último verso…
Te olvido, porque eso es mejor que arrepentirse de probar el cielo,
a vivir sabiéndolo perdido… por eso te olvido.
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